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En la terapia cognitivo-conductual con adultos se utiliza el diálogo como principal herramienta. La comunicación verbal, además de otros recursos, es fundamental y se utiliza de forma espontánea y como algo natural. Con los niños esto es complicado ya que para ellos el diálogo es mucho más limitado, puede resultar aburrido y requiere un esfuerzo atencional y de comprensión que puede dificultar en gran medida la relación terapéutica necesaria para ayudarle. Por esto utilizamos el juego y el dibujo como vehículo para la comunicación y la expresión de sentimientos y para lograr un cambio terapéutico. Las narraciones a modo de cuentos en los que a los protagonistas les suceden experiencias parecidas a las del paciente niño, los gráficos y los dibujos sirven para que el niño «comprenda su problema» y entienda la forma de «solucionar su problema«. Por otra parte el trabajo con los familiares, principalmente los padres, es fundamental para que actúen de co-terapeutas acompañando al niño en la terapia y en el uso de los «trucos» (técnicas) que les vamos enseñando para superar su dificultad o «problema».

El primer objetivo en el trabajo con niños desde el primer contacto será establecer una buena relación terapéutica, que el niño se sienta a gusto y confíe en el psicólogo. Después de la evaluación mediante cuestionarios y entrevistas con el niño y los padres iniciamos la fase de tratamiento.

Parte importante de la terapia cognitivo- conductual requiere de la participación activa del paciente, comprendiendo su problema, registrando las situaciones en las que se presenta el problema y analizando su comportamiento, emociones y pensamientos. Y la terapia cognitiva (cambio de pensamientos disfuncionales) es también parte importante en el tratamiento. Esto se puede hacer a partir de los 8 años y en muchos casos con ayuda de los padres o familiares. A este respecto J. Piaget señaló tres fases de desarrollo en los niños:

  • Estadio evolutivo preoperatorio: de 2 a 7 años donde el pensamiento es concreto, ilógico y egocéntrico. Aquí el trabajo irá dirigido a los padres principalmente que cambiarán aspectos de su comportamiento y comunicación con el niño para producir cambios en él. Utilizaremos técnicas más conductuales que cognitivas.
  • Estadio operatorio concreto: de los 7 a los 11 años donde los niños van a estar capacitados para realizar un trabajo cognitivo sencillo (auto instrucciones, cambio de pensamientos, imitar modelos). El énfasis en el trabajo con los padres podría ser menor excepto cuando formen parte del problema. Utilizamos técnicas conductuales y cognitivas sencillas.
  • Pensamiento operatorio formal: de los 11 años en adelante donde se puede realizar un trabajo cognitivo más complejo que se acerca al realizado con adultos con identificación de pensamientos disfuncionales y cambio de los mismos y también técnicas conductuales.

En este sentido dependiendo del nivel de desarrollo cognitivo del niño podremos utilizar unas técnicas u otras.

En los diferentes problemas con los que nos podemos encontrar utilizaremos estrategias muy parecidas a las que utilizamos con adultos pero adaptadas al niño. Por ejemplo en una depresión infantil utilizaremos el fomento de actividades agradables, el cambio de pensamientos, la distracción, etc. En los problemas de ansiedad utilizaremos la exposición gradual al estímulo temido, las técnicas de relajación y el manejo de los pensamientos catastrofistas todo ello adaptado al lenguaje del niño y utilizando el juego, los símbolos, personajes de cuento o cómic para hacerlo comprensible y atractivo para el niño.

Algunas de las estrategias que podemos utilizar en el trabajo con niños son:

  • Entrenamiento en el reconocimiento de las emociones.
  • Identificación y manejo de pensamientos disfuncionales.
  • Reconocer la relación entre pensamiento, emoción y conducta.
  • Modelados: utilizar modelos de comportamiento a seguir (compañeros, padres, hermanos, abuelos, personajes imaginados, súper héroes).
  • Control de impulsos, estrategias de autocontrol.
  • Uso de cuentos o narraciones terapéuticas.
  • Trabajo con las familias: cambio de comportamientos, actitudes, comunicación, pensamientos en los padres.
  • Uso de dibujos, gráficos explicativos para acompañar la explicación verbal.
  • Técnicas de relajación.
  • Tablas de puntos o fichas.
  • Entrenamiento en Habilidades Sociales.
  • Mejora de la autoestima.

Algunas de las claves para el éxito terapéutico en el trabajo con niños serían:

  • Interesarse por los gustos del niño y establecer una buena alianza terapéutica.
  • Huir de la monotonía y del trabajo muy estructurado. Divertirse con el niño.
  • Hacerlo participar en la terapia, pedirle opinión, preguntarle cómo se siente (aunque sea de forma indirecta o figurada).
  • Definir y tener presente en todo momento los objetivos de la terapia adaptado a su lenguaje, de forma sencilla y a lo que él quiere conseguir.
  • Trabajar conjuntamente con los padres e involucrarlos en la terapia en todo momento.
  • Adaptar el tratamiento a cada niño, a su personalidad, su ritmo de trabajo, su ritmo de introspección, sus necesidades.
  • Reforzar al niño, alentar su buen comportamiento y sus logros. Resaltar los avances que va consiguiendo y conectarlos con los objetivos.
  • Reforzar a los padres, señalando lo conseguido por ellos.
  • Incluir el entorno del niño (familia, colegio, amigos) en las conversaciones como parte de nuestro interés hacia él y su mundo.

Cada niño es diferente y cada familia también. La empatía y que se sientan atendidos y ayudados en la resolución de sus problemas es clave para la consecución del éxito terapéutico.

 

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