Durante la adolescencia las relaciones entre padres e hijos pueden experimentar cambios. Es frecuente que la comunicación se haga más difícil e incluso que se pierda la confianza y la complicidad que se daba en la infancia. Comentarios como “ya no me cuenta nada”, “Antes tenía más confianza conmigo” son típicos en los padres. Echar la culpa a la etapa por la que están pasando (“cosas de la adolescencia“) y considerar que es algo pasajero sin ponerle solución y sin “coger el toro por los cuernos” puede llevar a consecuencias indeseadas ya que el apoyo de los padres y la comunicación con éstos es un importante punto de referencia y el adolescente puede perder el rumbo y descentrarse al no tener un referente sólido como es la familia.
Hay formas de comunicación que favorecen este distanciamiento con el adolescente y otras que tienen el efecto contrario.
Como regla general debemos centrarnos en el adolescente como persona respetando su idependencia y evitando generalizar. Podemos interesarnos por él al hablar sobre lo que le preocupa, preguntarle sobre hechos concretos, aspectos emocionales, percepciones, necesidades, intereses, preocupaciones y sobre sentimientos. Crear un nivel de confianza, construido desde la empatía y el interés. Un clima así se crea desde la escucha activa, una habilidad que es importante aprender.
Aspectos que nos distancian y empeoran la comunicación serían 🙁
- Las amenazas, que generan miedo, sumisión, resentimiento y hostilidad. “Tendrás un castigo si no haces…..”
- Los gritos.
- Invalidar las emociones. “No estés triste, no vale la pena”.
- Los castigos desproporcionados y por sistema.
- Las órdenes, que imponen, autoritarias. “Baja la música, ya!!”
- Las críticas, que frustran la comunicación. “Eres un desconsiderado”
- Las etiquetas. “Eres un desastre”.
- Los “deberías”. “Deberías ser más amable, estudiar más…..”
- Los interrogatorios.
- Los diagnósticos. “Lo que te pasa es….”
- Los consejos no requeridos.
- Rehusar hablar sobre un tema.
- Quitar importancia o invalidar lo expresado por el otro. “Eso son tonterías”
Aspactos que mejoran la comunicación 🙂
- Reconocer los sentimientos. “Entiendo que estés frustrado”
- Utilizar el humor. “Te dejo el coche, la casa y dinero”
- Exponer los problemas del adolescente con objetividad, sin juzgar. “Te habías comprometido conmigo en….”
- Expresar nuestra molestia sin enfadarnos. “Me molesta que pongas la música tan alta”
- Buscar soluciones consensuadas. Pedirle opciones de solución.
- Reconocer el esfuerzo, los logros, los puntos fuertes.
- Tener empatía. Tener en cuenta cómo se siente, que opina, cuales son sus gustos, sus necesidades.
- Pactar consecuencias negativas en caso de incumplimiento de normas.
- Confiar en él y en sus posibilidades. “Dejarlo hacer cosas por sí mismo”
- No juzgar sus opiniones, decisiones.
La buena comunicación con sus mayores aporta al adolescente un plus de seguridad y confianza en sí mismo y fomenta el desarrollo de una buena autoestima cuyo principal pilar es tener un sólido referente en los padres.
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