La resiliencia es la capacidad para afrontar la adversidad y lograr adaptarse bien ante las tragedias, los traumas, las amenazas o el estrés severo.
Ser resiliente no significa no sentir malestar, dolor emocional o dificultad ante las adversidades. Supone sobreponerse a diferentes situaciones que pueden tener un gran impacto sobre nosotros y adaptarse bien a lo largo del tiempo.
La resiliencia no es algo que una persona tenga o no tenga, sino que implica una serie de conductas y formas de pensar que cualquier persona puede aprender y desarrollar.
Desde nuestro equipo os animamos a desarrollar vuestra resiliencia, ya que los beneficios son muchos, las personas resilientes tienen una mejor autoimagen, se critican menos a sí mismas, son más optimistas, afrontan los retos, tienen más éxito en el trabajo, están más satisfechas con sus relaciones y son más sanas física y mentalmente.
Algunos consejos que nos pueden ayudar:
- Descubrir nuestro propósito para vivir.
- Tener confianza en quienes somos.
- Identificar y ejercer control sobre nuestros sentimientos y emociones.
- Pensar con cuidado antes de tomar decisiones.
- Desarrollar una forma realista de optimismo.
- Fomentar la confianza en nuestra capacidad para resolver problemas.
- Aprender a aceptar y a adaptarse al cambio.
- Crear metas razonables a fin de resolver diversos problemas.
- Ser sensible a los sentimientos de otras personas.
- Concentrarnnos en nuestros puntos fuertes y logros.
- Construir relaciones positivas con amigos, familiares y compañeros de trabajo.
- Cuidarnos, física, mental y espiritualmente.